30/08/2019

Don Luis, el primer establecimiento pizzero de Córdoba



Continuando con nuestro Ciclo de Entrevistas 2019, decidimos contar esta vez la historia de Pizzería Don Luis, el primer establecimiento pizzero de la ciudad de Córdoba, fundado en el año 1952.

Cuando Liborio Iudicello llegó a Córdoba junto a sus hijos Miguel Ángel y Plácido, en el amanecer de la década los ‘50, la ciudad contaba apenas  con ocho manzanas comerciales.

Los sicilianos, provenientes del sur de Italia, conocieron una recova ubicada detrás de la Catedral, que contaba con la parada principal del tranvía urbano y estaba próxima a la estación de trenes.

“Mi abuelo fue un visionario, y como buen comerciante, lo primero que buscó fue el lugar”, nos dice Pedro Iudicello, actual responsable del establecimiento. “Después de poner un tambo, que era a lo que siempre se había dedicado, él vio una oportunidad muy grande en esa recova”.

Así nació la Pizzería Don Luis, cuyo nombre es una especie de homenaje a su primer maestro pizzero, Luis Gabrijelcic, quien era amigo de Liborio y había viajado a Buenos Aires para perfeccionarse en el rubro. En esa época, su producción era de 600 pizzas por día.

“Se ofrecía un producto popular, bueno y barato. Además, lo de vender pizza al taglio (al corte) fue innovador, eso es muy de italiano”, nos comenta Pedro.

Pocos años después, esa zona comercial fue derribada para construir la Plazoleta del Fundador. Entonces, estuvieron frente  a un nuevo desafío: mudar la pizzería. Fue así que, en 1955, la trasladaron a Av. General Paz 338, a metros de la que comenzaba a ser la zona más comercial de Córdoba.

“Había un hospital que contaba con una gran cantidad de empleados y luego, gracias a la apertura del Correo Argentino, con una infraestructura espectacular, y de Radio Nacional, uno de los edificios más modernos del país en ese entonces, el flujo de personas en la zona creció considerablemente”, agrega.

Una de las creaciones más importantes en el edificio fue el primer Museo de la Pizza del mundo, inaugurado en su 60° aniversario, en el que se mantiene el horno, los cuchillos, las tablas, la pala y la balanza que estaban en el primer local.

La Pizzería fue declarada de Interés Turístico y Cultural por la Municipalidad de Córdoba, en la intendencia de Luis Juez. Pedro cuenta que instalaron una escultura de quince metros de Antonio Seguí, con la figura de un tanguero, características que son únicas en el mundo.

“Buscamos revalorizar el frente del negocio, por eso restauramos la fachada como estaba originalmente en el año ‘50”, reconoce Pedro.

Implementaron la tradición de pizza, moscato y fainá, además de la modalidad autoservicio, que perduró durante más de cincuenta años. La pizza al molde cocinada de ambos lados significa, aún en estos tiempos, un diferencial. La carta hoy también incluye fugazzetas rellenas de jamón y queso, entre los menús principales.

“Los consumidores tienen 20, 30, 40 años. Eso nos exigió cambiar nuestro ciclo ‘Pizzas y Risas’, pasando del clásico  humor cordobés al stand up. Además hemos innovado en nuestras cartas, un claro ejemplo de esto es la incorporación de hamburguesas también en nuestra comunicación, en la gestión de las redes sociales. Nos adaptamos a las nuevas eras”, continúa Pedro.

Don Luis tiene otra sana costumbre: difundir nuestra cultura. Es por eso que llevan adelante clases de tango, ciclos literarios, noches de milonga y muchas actividades artísticas. Cuentan con una pared de oro, en la que se puede repasar los momentos históricos del comercio, y un espacio en el que se puede conocer todo sobre la vida de Sapo Cativa y el padrino actual de la pizzería, Daniel Willington.